Según un estudio nuevo, las personas obesas con un diagnóstico reciente de diabetes tipo 2 no reciben beneficios de la hormona leptina, independientemente de cuánto pesen y de las libras o kilos que pierdan. Los investigadores detectaron que un tratamiento a base de esta hormona no modifica la sensibilidad a la insulina en esos casos.
¿Nunca has oído hablar de la leptina? Probablemente haya muchas personas que también la desconozcan. Se trata de una hormona, descubierta recientemente en 1994, que entra en el torrente sanguíneo al aumentar el nivel de grasa contenido en las células grasas (o adipocitos). La función principal de la leptina es inhibir el apetito, en otras palabras, le avisa al cerebro que ya ha “comido” lo suficiente. Es la responsable de que nos sintamos satisfechos, “con la barriguita llena”.
Así, esta hormona juega un papel importante en el peso de una persona ya que no solamente controla la sensación de saciedad sino que ayuda a regular también el consumo de la energía. Las personas obesas, en su mayoría, aunque tienen concentraciones elevadas de leptina en la sangre, son resistentes a ella (de la misma forma en que los diabéticos son resistentes a la insulina), por lo que se les afecta el mecanismo de sensación de saciedad y de utilización de la energía del cuerpo (es decir, comen más y gastan menos calorías).
Desde su descubrimiento hace unos 17 años, la mayoría de las investigaciones en torno a la leptina se centraron en su papel como factor regulador del peso corporal, aunque estudios posteriores describieron que también influye en otros procesos del cuerpo, como la reproducción, las defensas y la formación de los vasos sanguíneos.
La regulación de la secreción de leptina se produce a largo plazo, principalmente por variación del nivel de masa corporal y efectos estimulantes de la insulina.
La insulina es otra hormona que libera el páncreas y que juega un papel esencial en la regulación del azúcar en la sangre. En las personas que padecen de diabetes esta regulación no se realiza correctamente. Por eso, en algunos casos, las personas deben inyectarse insulina.
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