DESPACHOS A TODO EL PAÍS

DESPACHOS A TODO EL PAÍS

miércoles, 18 de julio de 2012

Cuando se pierde el sentido del gusto


Hay quienes prefieren las comidas dulces mientras que a otros se les hace agua la boca por un bocadillo salado. En la vida, dicen “todo es cuestión de gustos”, aunque a veces hay personas que pueden tener este sentido distorsionado y hasta totalmente anulado. ¿Te imaginas una vida sin sabores? Sigue leyendo y entérate acerca de este sentido al que muchas veces no le damos la importancia debida.

El gusto es uno de nuestros cinco sentidos que se suma al tacto, a la vista, al oído y al olfato. Así como los ojos te permiten ver y la nariz oler, la lengua es la encargada de detectar cómo sabe cada comida.

Para ello, la lengua cuenta con lo que se denominan papilas gustativas (¡en total, tiene alrededor de 10 mil!), que se conectan al cerebro por fibras nerviosas. Las papilas gustativas están ubicadas en distintas zonas de la lengua y, de acuerdo a esas zonas, la lengua entonces es capaz de detectar los sabores básicos: dulce, salado, ácido o amargo.

Cada zona de la lengua es más sensible a uno de estos sabores. Para que te des una idea, piensa que la punta de la lengua es más sensible a lo salado y en seguida detrás comienza el área que más percibe lo dulce. A los costados posteriores están las zonas sensibles a lo sabores o gustos ácidos y en la parte posterior, justo antes de que la comida pase hacia el estómago, hay otra parte sensible a los sabores o gustos amargos.

A veces, por algún motivo, la transferencia de sensaciones de sabor al cerebro se interrumpe o cambia, afectando la forma en la que la lengua interpreta los sabores. Cuando esto ocurre, la persona puede tener distintas sensaciones frente a los alimentos, que van desde una distorsión del gusto hasta una pérdida completa del mismo, aunque esto último no es frecuente.

Si deseas seguir leyendo este artículo, pincha aquí

No hay comentarios: